lunes, 24 de mayo de 2010

Bienvenidos a Alopecta


Alopecta se yergue. Altiva. Fría. Dura.

Observa.

Me siento en la azotea. Alopecta me acompaña. Sus calles. Su olor. Su gente.

Noto la fresca brisa nocturna acariciándome el rostro. Cierro los ojos. Me dejo mecer por el susurro del viento. Sonrío.

Me levanto trabajosamente. Un grito femenino emerge desde el fondo del callejón. Prefiero no asomarme.

Me doy la vuelta. Vuelvo a la calle. Alopecta me acompaña. Sus farolas. Sus aceras.

Cruzo una calle. Doblo una esquina. Salto a un mendigo. Varios metros más allá, un grupo de jóvenes se pelea en mitad de un corro. Un coche de policía se dirige allí a dispersar a la multitud. Alopecta ruge en las sirenas del coche.

Me enfundo en mi gabardina. Sigo caminando. Una pareja embriagada de amor se tambalea de farola en farola, de portal en portal. Un niño solitario encuentra una moneda en el suelo. Alopecta tintinea en la manita del niño.

Se hace tarde. Me fundo con la oscuridad. Me fundo con Alopecta.

Bienvenidos a mi ciudad.

2 comentarios:

  1. ¿Has vuelto a escribir, Ty...? Está muy chulo =) a ver si no vuelves a abandonarnos, que tienes un talento que que que como pa desaprovecharlo hombre ya :abr:

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  2. Jo, Ni, muchas gracias :abr: :abr: :abr:

    Y lo del talento no es verdad, ya he conseguido quitarme eso de la cabeza. No me traía más que disgustos xD

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